jueves, 22 de octubre de 2009

Llueve y florece, florece y llueve...

Tu cuerpo está lejos, pero tu mente me habla y me acompaña. Me consuela tanto imaginar tus palabras, las imagino porque las sé y las sé porque las conozco y es que me consuela tanto saber que me consuelan.

Estás tan lejos, pero estas al tanto de todo mi alrededor, de todo mi mundo y se que me impulsas a seguir, a arriesgarme, a cruzar y a correr, lo haces porque ves mi fuerza justo en estos momentos que para mi, mi propia fuerza es algo nubladamente desconocido.
Me acostumbre a la soledad y no sé si ahora sea capaz de someterme otra vez a los llantos que me provoca la cruel compañía.
Estoy agotada, embriagada con mi propia poca fe, pero tu sabes que lo deseo con todo mi yo, me falta un refugio de seguridad y me derrota no poder contarte mis formulas.
Me encanta tu hermandad y tu amas mi empatía, te estoy esperando para seguir construyendo tu camino aquí bien cerquita del mío.
Te regalo mis palabras, por que desde la distancia de mi mundo es lo único que puedo hacerte llegar.

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